C.C.M. Sobrevive aún el cabezo de Mundaka o Moncada, como aparece en los planos antiguos. Un pequeño milagro en la voracidad edificadora de esta ciudad. Sobrevive pero atemorizado por una amenaza patente.

Hace un par de días acompañaba por el centro de Huelva a una familiar que llegó de visita, desde un país del continente americano, tras casi cuarenta años de ausencia. No daba crédito al pasar por las calles y comprobar que casi nada de la imagen que retenía en su memoria se mantenía en pie. Sorprendida solo podía expresar la tristeza que le suponía esa amalgama heterogénea de fachadas elevadas y sin una mínima estética con la personalidad propia de un ‘casco antiguo’.
Parece que es nuestro sino. Y en ese sino también parece que no reconocemos a los cabezos como nuestro impresionante tesoro natural urbano. Únicos, bellos, diferenciantes, elementos de identidad. No entendemos como hay gente, en bastantes casos, lamentablemente, dirigente, que no lo ve así. Porque admiten o incluso favorecen esa dinámica tradicional de desmonte, ocultación o ‘alicatado’ de estos singulares monumentos naturales.

Mundaka está ahí, a expensas de que el planeamiento urbanístico lo mutile parcialmente y posteriormente quede oculto detrás de unas tremendas fachadas de altos edificios. Penoso, lamentable, incomprensible. Parece como si los cabezos tuvieran culpa de algo.
Cuando se plantean fórmulas ‘parciales’ de ‘salvación’ de los cabezos, conjugando edificar con mantener algún espacio testimonial teóricamente preservado, como en el caso de La Joya, los promotores inmobiliarios y las autoridades que no les ponen coto a su voracidad parecen que le perdonan la vida a la población. A esa que solo pide respetar sus referentes históricos, arqueológicos y naturales, y disponer de espacios libres para un sano desenvolvimiento.
No, lo suyo es que los cabezos, y el de Mundaka entre ellos, fueran considerados un valioso patrimonio en extinción, de modo que cuenten con una protección absoluta. En los cabezos no, construid en otro lugar, llevar a cabo un ejercicio de responsabilidad social corporativa, no penséis solo en negocio. Dejad algo propio, autóctono, de Huelva, para generaciones venideras y disfrute actual.
Cabezo Mundaka amenazado.