R.F.Beviá. El complejo de la Casa Colón, símbolo de una época y una de las referencias edilicias más importantes de Huelva, restaurado tiene hoy en día un encantador aspecto y es de los lugares a enseñar a cualquier visitante que llegue a la ciudad.

Pero este singular enclave en su momento constaba de un edificio además de los tres pabellones que hoy se erigen orgullosos. El pabellón norte, en la adaptación para uso ciudadano que el ayuntamiento realizó a principios de los noventa del XX, se optó por derribar para hacer lo que hoy es el palacio de Congresos -se quedó corto y lamentablemente a costa de aquel edificio donde tuvieron lugar acontecimientos importantes de la historia onubense, como la fundación de Recreativo o la conmemoración del IV centenario del Descubrimiento-.

Una lástima, pues las paredes del gran salón comedor que lo presidía tenían impregnadas las vibraciones de cientos de fiestas celebradas allí, primero como Hotel Colón y luego como sede principal en Huelva de la Rio Tinto Company.
Ya comentamos en un artículo de hace unos años lo increíble de contar en Huelva con un complejo hotelero tan notable, referencia en España y Europa en aquellos años de finales del XIX.

La sala donde tenían lugar las fiestas, el comedor originario del Hotel, tenía unas extraordinarias dimensiones, cuarenta por doce metros, y nueve metros de altura. Más allá que naves industriales, no hay en Huelva hoy en día un espacio de estas características para realizar una celebración.
Detrás de esta sala se encontraba un restaurante con doce metros por doce y, a continuación, una sala de billares. El gran comedor -sala de celebraciones- tenía una decoración suntuosa, al gusto del renacimiento, con 200 luces y mobiliario de roble viejo, proveniente de prestigiosos fabricantes alemanes, de Maguncia.

Como decíamos, muchos eventos tuvieron lugar en los casi ochenta años en los que ese espacio fue centro de celebraciones. Recordamos aquí, a modo de ejemplo, y tomando como referencia una crónica publicada en el diario La Provincia del 10 de enero de 1898, una de las llamativas fiestas que convocaron allí a la colonia inglesa y sus invitados, que eran las principales personalidades de la sociedad onubense y representantes de otras colonias extranjeras en la ciudad.
Ese día la crónica en cuestión abría el periódico en su portada, como noticia local. Se titulaba ‘The Conversazione at The Colon Hotel’, y se iniciaba así: ‘Con la acostumbrada puntualidad de los hijos de la Albión, comenzó en la noche del viernes la Velada musical y teatral con que la Junta de Señoras del Seamen’s Institute obsequiaba a sus distinguidas relaciones de esta capital y Rio-Tinto y a todas las tripulaciones de los barcos surtos en nuestro puerto‘.

El Seamen’s Institute era una institución de carácter benéfico que permitía atender en sus distintas necesidadades a los marinos ingleses que arribaban al puerto de Huelva. El edificio fue el antecesor del ‘Stella Maris’ de los años sesenta.
Volviendo a la fiesta, el cronista destacaba su sorpresa por la exornación floral, de plantas y banderas del salón, que contaba con un escenario de teatro en uno de sus extremos.
Un aspecto realmente sorprendente es que la mayoría de los intérpretes musicales eran propios invitados a la celebración. El cronista los cita a todos indicando el instrumento que tocan y, así, por ejemplo, comprobamos que entre ellos está el empresario alemán Wetzig, el inglés Adams o el español Patricio del Villar.
También otro inglés vecino de Huelva referente de aquella época, como era Guillermo Alcock, o el hijo de Thomas Morrisón -conocido industrial radicado en nuestra ciudad-, que participaba como actor en el teatro. Alcock además cantaba, y en el acto provocó que todos los marinos ingleses, un centenar, se pusieran a cantar al unísono una canción popular para ellos, algo celebrado por la concurrencia.
En la crónica, como se estilaba entonces, había que resaltar la presencia de las señoras de.., como se hizo, habiendo estado presentes las de Rich, Rödiger, Halstead, Heinze, Wetzig, Clauss, Reid, Alcock, Montilla, Sánchez Mora, García López, Muñoz y otras destacadas de la sociedad onubense.
A la fiesta acudió el gobernador civil, el director de la Rio Tinto Company y los principales empresarios y profesionales de la ciudad, como el doctor Mackay, Doetsch, Poole o José Muñoz.
Intuimos que la crónica la hizo el propio Muñoz, dueño de La Provincia, y la concluye destacando el espíritu inglés de atención a sus marinos, mostrando una clara admiración por los británicos algo justificado probablemente, pero más teniendo en cuenta que la compañía era seguro el principal cliente de su imprenta.
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