
RFB. El desarrollo de las redes sociales en internet ha propiciado una espectacular divulgación de las imágenes antiguas de las ciudades. Huelva no ha sido menos, y en prácticamente tan solo una década multitud de onubenses han tenido la oportunidad de familiarizarse con una visión de la Huelva antigua que hasta hace pocos años solo era conocida por los estudiosos e investigadores. Estas vistas de la ciudad, fascinantes pues nos muestran una urbe con personalidad y atractivos estéticos lamentablemente hoy en gran parte desaparecidos, llegan a nosotros en la mayoría de los casos a través de las tarjetas postales antiguas. Y estas tarjetas postales antiguas se han conservado, tras muchas décadas e incluso más allá del siglo, porque hubo quien en el pasado se ocupó de adquirirlas en librerías y papelerías y darles vida iniciando su circulación por el tiempo y el espacio.

Quienes más hicieron este ejercicio fueron los antiguos cartófilos de Huelva. Queremos destacar la aportación de un puñado de coleccionistas onubenses que han tenido una importancia esencial en la fotohistoria de Huelva, posibilitando que esas imágenes puedan ser conocidas por nosotros hoy en día. En este artículo vamos a referirnos a siete de los principales.
El más antiguo de los coleccionistas de postales antiguas en Huelva oficialmente fue Juan Jérez López. Este jóven -lo era cuando desarrolló la afición- justo cuando comenzaba en España la fiebre del intercambio y coleccionismo de postales- se sumó a la sociedad ‘Hispania’, la originaria nacional de adeptos en este fascinante mundo. Tenía un número muy bajo -teniendo en cuenta que la conformaban coleccionistas de todo el país-, el 405. También estaba inscrito en la internacional UPI. Juan Jeréz envió, por medio de sus postales, la imagen de Huelva por todo el mundo, pero especialmente a Francia y Luxemburgo, al sentirse probablemente más cómodo comunicándose en la lengua francesa.

Muchas de esas postales han vuelto a Huelva, como las de los otros coleccionistas, a través de la magia que continúa en torno a estas cuartillas ilustradas de 14×9 cms. Juan Jerez era hijo de un militar natural de Trigueros donde tenían vivienda pero su residencia habitual en estos años en los que intercambió postales, 1902-1905, con su ‘corresponsales’ extranjeros fue Huelva capital, concretamente en la calle Puerto -entonces Cánovas-, número 34. Su familia debió tener recursos económicos porque además de vivir con sus tíos y diez primos trabajaban en el servicio dos empleadas. Debió ser huérfano de madre muy joven, antes de los dieciséis años, razón por la que la casa de sus tíos, donde también vivía su abuela paterna, era su hogar familiar. A este se incorporó más tarde su propio padre -probablemente licenciado de la guerra de Cuba- y su hermana Teresa. Había nacido en 1885 en Soria, posiblemente uno de los destinos de su progenitor.

Hay otro coleccionista tan antiguo como Juan Jeréz, pero de una naturaleza distinta. El no intercambiaba postales con el extranjero, sino que simplemente acudía a los establecimientos cuando aparecían nuevas series y reservaba inmediatamente ejemplares para guardarlos en su colección particular. También envió postales a su familia de origen y a sus hijos cuando fueron a estudiar a Alemania, pero de forma ordinaria no con utilidad coleccionista. Nos referimos a Luís Clauss Roeder, quien conformó la, durante mucho tiempo, más importante colección de tarjetas postales antiguas de Huelva, base de varias publicaciones, y que hoy se encuentra en el Archivo Histórico Municipal.
Otro coleccionista muy destacado, hasta el punto de que aunó en su persona la condición también de editor de postales propias, fue el célebre escritor Rogelio Buendía Abreu, ayamontino que formó parte de la élite intelectual de Huelva capital durante décadas, regentando una librería que primero estuvo en la calle Botica y más tarde en dos emplazamientos sucesivos en la calle Concepción. Buendía envió postales a muchos lugares, pero singularmente a Uruguay, Bélgica y Luxemburgo.

Rogelio Buendía transmitió su apasionada afición a su hijo, el también conocido como escritor Rogelio Buendía Manzano, médico de profesión y quién, curiosamente, se casó con la también autora Mª Luisa Muñoz de Vargas, de la familia propietaria del diario ‘La Provincia’ y de la Papelería Inglesa, principal editor de postales de Huelva en toda su historia. Este intercambió tarjetas postales de Huelva con Italia y Bélgica, entre otros territorios.

A finales de la segunda década del siglo pasado nos encontramos con Armando Gómez Díaz, otro joven coleccionista pero de un origen menos acomodado que los anteriores. Formaba parte de una familia con otros dos hermanos y su padre fue cobrador de comercio y después trabajo en la hostelería. Natural de Huelva, había nacido en 1898 y vivió primero en la calle Rábida 9 y más tarde en la Sagasta -hoy Jesús Nazareno-, 15. Intercambió postales, entre otros países, con Bélgica, Francia, Italia y Cabo Verde -colonia portuguesa por aquel entonces-. Fue delegado de la “Revue des Collectionneurs” francesa.
Uno de los principales coleccionistas de postales en Huelva, por el volumen de intercambio y variedad de países, fue José Hierro Báez. Figuraba registrado con el número 298/1 en el I.C.F, y R.E.C.P. –Red Europea de Coleccionistas de Postales– 21818 A. Vivía en la calle Ginés Martín, 52. Intercambió postales con Bélgica, Italia, Argentina, Letonia, Cuba, Dinamarca, Indochina, Checoslovaquia, Japón, Isla Mauricio, Costa Rica, Filipinas, México y Brasil y otros lugares de España. Reproducimos el texto de una de sus tarjetas postales en un primer contacto con una ‘corresponsal’ -término que se utilizaba para referirse a los coleccionistas que intercambiaban en cada lugar-. Estaba dirigida en 1930 a una señorita argentina, Adela Catenla, “Distinguida señorita: He visto su nombre en las listas de R.E.C.P. y me comunico con Vd. por si desea cambiar tarjetas postales. Deseo postales de todas clases, menos de fantasía, una a la vez, varias a la vez, sin escritura, escritas con sellos al lado de la vista. En espera de sus gratas noticias y me ofrezco atentamente a Vd. su afmo. s.s.”.

Coetáneo de José Hierro fue Francisco Fernández. Estaba asociado, al menos, a tres colectivos internacionales de coleccionistas, al USCE, con el número 23913; al R.E.C.P. con el número 22522; y al U.T.C.C, con el número 3100/31. Vivía en la calle San José nº49. Circuló tarjetas al menos entre 1925 y 1932, la mayoría en 1927. Envió postales a varios países (Francia, Alemania, EEUU, Malta, España, Lituania, Holanda, Dinamarca y Checoslovaquia) lo que nos indica lo prolífico que fue en el intercambio.
Las postales de estos onubenses, que fueron los primeros en promocionar en el exterior los atractivos de Huelva, circularon miles de kilómetros por todo el mundo y muchas de las cuales volvieron a su lugar de origen tras, suponemos, que formar parte de sucesivas colecciones a partir de las primeras que con su intercambio conformaron sus respectivos ‘corresponsales’. Gracias a ellos y sus postales podemos conocer hoy aquella bonita ciudad de provincia del umbral del siglo XX.